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Sucesos - El “sexto magistrado” de la Sala

Historia del abogado que puso de cabeza a la Sala de lo Constitucional después de presentar más de 300 amparos

Herbert Danilo Vega envió esta semana un correo a amigos y contactos en medios de comunicación para anunciar que después de 4 años y medio, y de más de 300 demandas ante la Sala de lo Constitucional, no lo hará más para dedicarse a asuntos familiares.

herbert danilo vega
El abogado Herbert Danilo Vega Cruz se postulará para la Sala de lo Constitucional en 2018. Foto El Salvador Times
Historia del abogado que puso de cabeza a la Sala de lo Constitucional después de presentar más de 300 amparos

El solitario abogado Herbert Danilo Vega, pareciera que es un “sexto magistrado” de la Sala de lo Constitucional. En los últimos cuatro años tuvo energía para presentar ante los togados más de 300 demandas de inconstitucionalidad y amparos, entre la que sobresale que se ordenara dar a conocer la declaración patrimonial de funcionarios (empezó con la del mismo magistrado constitucionalista Rodolfo González, luego siguió con la de Mauricio Funes, Ana Vilma de Escobar, Agustín García Calderón y otros más). También logró que se declarara inconstitucional la juramentación de diputados suplentes del Parlacen, que se depurara el sistema judicial, y que se revirtieran algunas reformas de ley, entre muchas otras.

Este trabajo, dice, lo realizó en solitario, sin apoyo de nadie como se llegó a decir en algunos círculos, que había grupos de poder económico y poder político detrás de sus amparos. Incluso el magistrado Florentín Meléndez mostró en septiembre de 2014 su malestar por las demandas “a granel” que el abogado iba a dejar en promedio de una cada 5.4 días hasta la ventanilla de correspondencia de la Corte Suprema de Justicia. En aquella ocasión Meléndez dijo ante los medios que había un ciudadano que se dedicaba a la abogacía que presentaba continuamente demandas “con intenciones desestabilizadoras”. No era nadie más que Vega.

Vega pudo haber sido un inconforme que quema llantas de buses en la carretera para protestar contra la corrupción, o pudo haber sido “un opinólogo” más plasmando su pensar en algún medio de comunicación; sin embargo, hizo un movimiento frío y calculado, según él mismo lo expresa, y prefirió ir al lugar desde donde de verdad se pueden cambian las cosas, el mejor lugar desde donde se puede combatir la corrupción: la Sala de lo Constitucional, que a través de sentencias “permite que se realice un pacto social con el que todos los salvadoreños tenemos que vivir”.

Los análisis de sus demandas fueron siempre suficientemente documentados, algunos tienen hasta cincuenta páginas de razonamientos, antecedentes, conclusiones y aportan la mayor cantidad de datos para sostener sus planteamientos. Ello habla que se tomó muy en serio cada una de sus demandas, aunque no todas fueron recibidas en la CSJ ni todas fueron resueltas tal como lo esperaba.

El abogado centró sus esfuerzos en 3 flancos: la Sala de lo Constitucional, la Fiscalía General de la República y el Instituto de Acceso a la Información Pública, para lanzar sus dardos contra la corrupción, principalmente.

Después de este tiempo considera que ha superado sus expectativas a costa de ganarse enemigos, que descuidó a su misma familia y que, en definitiva, ya está cansado pero satisfecho de haber provocado transformaciones que otros grupos sociales no han logrado. Por ello es que anunció su retiro del ring constitucional para dedicarse a recuperar clientela y seguir ejerciendo la abogacía.

Por otro lado, muestra satisfacción ya que dice ahora la Sala está trabajando con mayor celeridad en varias demandas, aunque todavía piensa que el presidente de la CSJ, Armando Pineda, “está de adorno” y no se compromete con firmar sentencias que de verdad cambian el rumbo del país, como la derogación de la ley de Amnistía, por ejemplo. “Las cosas están cambiando, la sección de Probidad está empoderándose y se está depurando la clase política del país”, dice.

El niño al que le daban la pechuga del pollo

Herbert Danilo Vega nació en San Salvador, se crió en la colonia Monserrat y estudió en instituciones públicas, hasta que se graduó de una universidad privada, pero con formación de la Universidad de El Salvador. “En la casa era el favorito de mis hermanos, a mí me daba mi mamá la pechuga del pollo”, recuerda, a manera de graficar que desde pequeño se ganaba enemistades “de choto” en su misma casa, pues sus hermanos sentían celos del trato que le daban sus padres.

Desde niño quiso ser abogado, dice. Luego de salir del bachillerato en el Instituto Nacional Francisco Menéndez se fue a estudiar a la Universidad Nacional, pero “al exilio”, en un edificio en las cercanías de donde está ahora la Corte de Cuentas de la República y donde recuerda no había pupitres. Entonces formó parte de un movimiento estudiantil que exigía que hubiera mejor formación académica y que se incrementaran nuevas materias para enriquecer los conocimientos.

Entre los docentes que recuerda menciona a abogados de la talla de Martínez Moreno, Rubén Zamora, Enrique Silva, Francisco Lima, José María Méndez, juristas todos, pero lamenta que después la UES se volviera bastión del FMLN porque “ese no era un partido político, sino más bien un culto, una religión, donde no se podían debatir las ideas”, dice.

Como estudiante, asegura que siempre fue de los mejores. “A mí nadie me puede señalar de haragán ni copión, ni ganguero, no. Siempre traté de dar lo mejor”, afirma. Hoy dice que lamenta ver a profesionales que fueron estudiantes mediocres ser magistrados de la Corte o de Cámara. “Es preocupante porque se supone que la capacidad debe prevalecer y eso no está pasando”.

Luego de haberse graduado se dedicó a ejercer la abogacía y en 2012 se comprometió con cambiar algunas cosas que no le parecían en el ámbito público. Esta es su historia.

Sus muchas demandas ante la Sala algunos quizás lo ven positivo pero habrá otros que quizás no. Cuénteme ¿cómo es que le nace esa idea y cómo es que saca energías para presentar tantas demandas?

Después de 25 años de ver la situación del país y ver que el país realmente no va por el camino correcto, después de ver que hay empresarios sin conciencia social, después de ver que hay delincuencia común y organizada en crecimiento, y después de ver que hay funcionarios corruptos, es que tomo la decisión de involucrarme personalmente.

¿Cómo evalúa a los magistrados de la Sala?

El único que tiene conocimientos sólidos de Derecho Constitucional es el magistrado Rodolfo González, quien fue colaborador jurídico, coordinador de colaboradores jurídicos, asesor de la Sala y hoy magistrado. Ha pasado por todo, ha sido capacitado y ha asimilado los conocimientos perfectamente. Belarmino Jaime tiene nociones pero él era un abogado corporativo de banco y empresas. Edward Sídney Blanco fue juez quinto de instrucción y Florentín Meléndez es especialista en derechos humanos. Alfredo Pineda Navas está de adorno.

¿Qué es lo que lo inspira a presentar tantas demandas?

Me inspira el Derecho, me encanta leerlo, estudiarlo y mejorarlo. Así es como decido involucrarme pero no que alguien más lo haga por mí, sino yo mismo, me involucro yo. Al principio fue muy turbulento porque tuve ciertos choques con la Sala.

¿Alguien le financió las horas de estudio y análisis que invirtió?

Nadie me ha financiado. Todo es iniciativa propia como ciudadano para cambiar este país.

¿Espera que la ciudadanía le agradezca esta labor?

Me he preocupado por el país y la sociedad sin intenciones que me lo agradezcan, o que me feliciten, más bien me han atacado con el objetivo de desmoralizarme, esos me los he sacudido.

Presenté más de 300 demandas y me retiro ahora que la sección de Probidad está empoderándose y depurando junto con la Corte Suprema de Justicia a la clase política corrupta que ha sido mi batalla.

¿Es esto que menciona parte de sus logros personales?

Le exigí más a la Sala, empecé a ser creativo y a presentar las demandas con la línea jurisprudencial de la Sala, de tal manera que no pudieran negarse a aceptarme las demandas. Tuve que exigirme y ha sido discusión entre los magistrados y yo, no ante los medios.

Mis planteamientos provocaron que la Sala evolucionara, que la gente no le hiciera el trabajo. La sala espera que el demandante identifique en qué punto una norma es inconstitucional, pero ¡ese es su trabajo! están capacitados para ello. Llegó un momento en que ya no me querían recibir amparos pero ¿por qué? Los magistrados deben actuar de acuerdo a la ley les guste o no les guste, estén de acuerdo o no.

¿Qué es lo que ha combatido con sus solicitudes de amparo?

La corrupción. Yo puse la discusión que las declaraciones patrimoniales de los funcionarios debían ser conocidas por los ciudadanos. Antes eran reservadas. Para poder detectar quién es corrupto hay que detectar cuáles son sus bienes, sus ingresos y de donde los ha obtenido.

La Sala me bateó mi primera demanda para conocer la declaración patrimonial de Rodolfo González, entonces me fui al Instituto de Acceso a la Información Pública y le ordenaron a la Corte Suprema de Justicia que publicara la declaración. A partir de ahí es que se pudieron hacer públicas otras declaraciones, basados en que debían ser del dominio público. Así se conoció la de Mauricio Funes, Ana Vilma de Escobar, Agustín García Calderón, Sigfrido Reyes, Nayib Bukele y otros.

Se destapó la corrupción y es mi objetivo personal que haya un nuevo amanecer en este país, que haya una nueva sociedad política que trabaje por la sociedad civil, no por el partido político.

¿Qué otros logros considera que alcanzaron sus demandas?

Ah, la depuración judicial, que se conozca la declaración patrimonial de funcionarios públicos, que se conozca la información de viajes de los presidentes y primeras damas, que se hagan públicos los gastos en propaganda y los gastos protocolarios de Casa Presidencial.

En materia de elecciones metí un amparo por la elección de diputados suplentes del Parlacen que la admitieron un día antes de que tomaran posesión pero no les ordenó la Sala que se abstuvieran de juramentarse, así que se juramentaron, incluyendo a Mauricio Funes, por lo que ahora está siendo demandado.

¿Cómo es el proceso de elaborar una demanda?

Yo me encierro con mis libros y me informo sobre lo que voy a presentar. Son muchas horas de análisis y de estudio.

Sus recursos de amparo los ha dirigido hacia ciertas personas…

No contra personas, yo impugno decretos legislativos, acuerdos ejecutivos, resoluciones de Tribunal Supremo Electoral, impugno normas jurídicas, yo no demando a personas, claro que, como consecuencia de la resolución algunos políticos se ven afectados. Como la destitución de jueces que se está dando. Yo logré que la Sala quitara la reserva a las evaluaciones que realiza el Concejo Nacional de la Judicatura a funcionarios judiciales; se volvió información pública. Salieron más de 1,500 funcionarios judiciales denunciados. Así es que se conoció que existían 36 jueces que habían reprobado las seis evaluaciones consecutivas desde 2012 y la Corte no había dicho nada al respecto. Ya se depuraron.

¿Cómo sueña que sea El Salvador?

Que supere a Costa Rica en cultura, en democracia, en justicia social, espero que la delincuencia sea mínima, que haya oportunidades para todos, que este país sea de avance y dé un salto de calidad parecido a lo países de Europa.

¿Qué no permite ser así?

La corrupción, el empresario sin conciencia social, el funcionario corrupto y la delincuencia común y organizada que penetran instituciones del Estado. Eso hace que el país no funcione ni tenga calidad competitiva a nivel centroamericano.

Comparémonos con Taiwán e Israel, tienen casi la misma extensión territorial y sus economías producen tanto que hasta pueden prestar dinero ¿y cómo es que El Salvador no pues? Es la clase política y la clase empresarial. Eso me mantiene hasta este día en una batalla solitaria.

¿De los filósofos con quien se identifica?

El conocimiento se ha ido desarrollando y me gustan Descartes, Maquiavelo, Jacobo Rousseau, Marx, Engel, John Stuart Mills, David Ricardo, de todos he agarrado un poco.

¿Un político salvadoreño que usted apoyaría?

Ninguno.

¿Bukele?

No, no es político, es un oportunista como lo fue Tony Saca.

¿Duarte?

Fue un politiquero, de esos abundan. Políticos no hay.

¿Shafik?

No me gustan las personas que no creen en la empresa privada. Si los políticos empezaran a fijarse en aquellos puntos en que tienen coincidencia y que le convienen al país y empiezan a trabajar en esa línea, este país va a cambiar, va a salir adelante. Necesitamos empresarios que generen empleos de calidad y dignos, no empresarios avaros.

¿Entonces, cree que no tenemos políticos honestos?

Hay políticos obedientes a los planteamientos de los no honestos, de los mentirosos, descarados y cínicos. A ellos no les importa nada y eso es lo que hay que erradicar.

¿Qué es lo último que espera de sus solicitudes de amparo?

Que se continúe con la depuración de la clase política y que todos los corruptos de los partidos sean expulsados e inhabilitados y que vayan a parar al sector 9 de Mariona. Solo así la nueva clase política va a pensar dos veces enriquecerse de las arcas del Estado. Los partidos tienen que borrarse de la mente que están por encima de la sociedad civil. La sociedad civil está por encima de los partidos y cúpulas.

¿Cuál es la última demanda que planteó?

En contra del Presupuesto General de la Nación 2017 porque es inconstitucional. Tengo otra elaborada que aún no he presentado que es para que se permitan matrimonios entre personas del mismo sexo. Se basa en que la Constitución no distingue en el matrimonio ni en la familia entre hombre y mujer. Esa distinción la hace el Código de Familia, y si el legislador constituyente no hizo esa distinción, la ley secundaria no debió hacerla. No es una discusión teológica, es jurídica.

Definitivamente tiene que permitirse el matrimonio entre personas del mismo sexo. Son personas humanas con derechos como todos, tienen que ser reivindicados en la sociedad. Así como los negros dejaron de ser esclavos, esta comunidad tiene que ser reivindicada y tratados como todos por igual, tienen derecho a vivir en pareja, a que la ley los proteja, y pueden tener familia.

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